El ritmo del día a día casi siempre nos impide pararnos un minuto a pensar si estamos siguiendo los tres pasos clásicos que exige cualquier acción de comunicación. De hecho, el primero, la estrategia, casi siempre es obviado en el fragor de la batalla. Y es un aspecto clave que puede dar al traste con todos nuestros esfuerzos.
Porque el mensaje resulta fundamental y exige entablar una comunicación de confianza con el cliente, intercambiar información, datos, informes, opiniones…. A todo ello hay que darle forma informativa (formato), revisar y analizar el resultado y buscar el momento perfecto para llegar a la audiencia.
Después llega el paso de los Medios, el eslabón fundamental que enlaza público y marcas, y que también requiere sus técnicas específicas de análisis del alcance, selección, tácticas de acercamiento, (“seducción”) y seguimiento a periodistas.
Pero, lo dicho, todas estas fórmulas de trabajo en el día a día muchas veces impiden ver el bosque (en este caso, los principales objetivos comunicativos de cliente y agencia), por lo que se equivocan muchas decisiones y los resultados son pobres, o hasta negativos.
Al contrario, si se define una correcta estrategia de comunicación inicial, es posible articular un plan de acción que responda a sus objetivos de partida, que describa la temática, valores o sentido exacto de las cualidades de marca que queremos compartir. Que sugiera e inspire todo el plan de acción, con mensajes, canales y tácticas de difusión concretos.
Esta pieza resulta básica para construir todo lo demás y su iniciativa debe partir del propio cliente. Las agencias de comunicación podemos ayudar a diseñar planes, acciones e iniciativas con los medios, pero esta primera razón de ser debe surgir del cliente, que además tiene que saber trasladarla a la Agencia.
Los profesionales de la comunicación somos facilitadores de este proceso, un eslabón en la cadena que permite transmitir los valores, iniciativas, novedades y actualidad de un cliente, pero nada más. Sin este impulso, compromiso y confianza del cliente, o sin esta estrategia general de su parte, nuestra labor no tiene razón de ser y se convierte en un esfuerzo estéril abrir la marca a los Medios. No saldrá bien.
En cambio, con una idea inicial potente, analizada al detalle desde todos los puntos de vista y perfilada por los profesionales de la comunicación y el marketing, los resultados se acercan mucho más a los objetivos y expectativas del cliente.
Por eso; no equivoquemos el orden de los factores, no nos dejemos llevar por la furia de estos tiempos y comencemos por conocer, compartir, debatir y consensuar una estrategia inicial, antes de definir planes de acción o desplegar recursos de comunicación.
Con esta idea clara y compartida por todos, luego será mucho más sencillo encontrar los mensajes, contenidos, canales y acciones que mejor se ajusten a ella.
Pero, lo primero es la estrategia.
Posted by ESENCIAL

